sábado, 12 de septiembre de 2009

Por qué no soy cristiano, por Bertrand Russell (1927) - 4ª parte



El argumento del plan

El paso siguiente nos lleva al argumento del plan. Todos conocen el argumento del plan: todo en el mundo está hecho para que podamos vivir en él, y si el mundo variase un poco, no podríamos vivir. Ese es el argumento del plan. A veces toma una forma curiosa; por ejemplo se argüyó que los conejos tienen las colas blancas con el fin de que se pueda disparar más fácilmente contra ellos. Es fácil parodiar este argumento. Todos conocemos la observación de Voltaire de que la nariz estaba destinada a sostener las gafas. Esa clase de parodia no ha resultado tan desatinada como parecía en el siglo XIII, porque, desde Darwin, entendemos mucho mejor por qué las criaturas vivas se adaptan al medio. No es que el medio fuera adecuado para ellas, sino que ellas se hicieron adecuadas al medio, y esa es la base de la adaptación. No hay en ello ningún indicio de plan. Cuando se examina el argumento del plan, es asombroso que la gente pueda creer que este mundo, con todas las cosas que hay en él, con todos sus defectos, fuera lo mejor que la omnipotencia y la omnisciencia han logrado producir en millones de años. Yo realmente no puedo creerlo. Creen que, si tuvieran la omnipotencia y la omnisciencia y millones de años para perfeccionar el mundo, no producirían nada mejor que el Ku-Klux-Klan o los fascistas? Además, si se aceptan las leyes ordinarias de la ciencia, hay que suponer que la vida humana y la vida en general de este planeta desaparecerán a su debido tiempo: es una fase de la decadencia del sistema solar; en una cierta fase de decadencia se tienen las condiciones y la temperatura adecuadas al protoplasma, y durante un corto período hay vida en la vida del sistema solar. La luna es el ejemplo de lo que le va a pasar a la tierra; se va a convertir en algo muerto, frío y sin vida.

Me dicen que este criterio es deprimente, y que si la gente lo creyese no tendría ánimo para seguir viviendo. Eso es una tontería. Nadie se preocupa por lo que va a ocurrir dentro de millones de años. Aunque crean que se están preocupando por ello, en realidad se engañan a sí mismos. Se preocupan por cosas mucho más mundanas aunque sólo sea una mala digestión; pero nadie es realmente desdichado al pensar lo que le va a ocurrir a este mundo dentro de millones de años. Por lo tanto, aunque es una triste opinión el suponer que va a desaparecer la vida —al menos, se puede pensar así, aunque, a veces, cuando contemplo las cosas que hace la gente con su vida, es casi un consuelo—, no es lo bastante para hacer la vida miserable. Sólo hace que la atención se vuelva hacia otras cosas.

Los argumentos morales de la deidad

Ahora llegamos a una fase más allá en lo que yo llamaré la incursión intelectual que los teístas han hecho en sus argumentaciones, y nos vemos ante los llamados argumentos morales de la existencia de Dios. "Saben, claro está, que antiguamente solía haber tres argumentos intelectuales de la existencia de Dios, los cuales fueron suprimidos por Kant en la Critica de la Razón Pura; pero no bien había terminado con estos argumentos cuando encontró otro nuevo, un argumento moral, que le convenció. Era como mucha gente: en las materias intelectuales era escéptico, pero en las morales creía implícitamente en las máximas que su madre le había enseñado. Eso ilustra lo que los psicoanalistas ponen tanto de relieve: la fuerza inmensamente mayor que tienen en nosotros las asociaciones primitivas sobre las posteriores.

Kant. como dije, inventó un nuevo argumento moral de la existencia de Dios, el cual en diversas formas fue extremadamente popular durante el siglo XIX. Tiene toda clase de formas. Una de ellas es decir que no habría bien ni mal si Dios no existiera. Por el momento no me importa el que haya o no una diferencia entre el bien o el mal: esa es otra cuestión. Lo que me importa es que, si se está plenamente convencido de que hay una diferencia entre el bien y el mal entonces uno se encuentra en esta situación: ¿esa diferencia se debe o no al mandato de Dios? Si se debe al mandato de Dios, entonces para Dios no hay diferencia entre el bien y el mal, y ya no tiene significado la afirmación de que Dios es bueno. Si se dice, como hacen los teólogos, que Dios es bueno, entonces hay que decir que el bien y el mal deben tener un significado independiente del mandato de Dios, porque los mandatos de Dios son buenos y no malos independientemente del mero hecho de que Él los hiciera. Si se dice eso, entonces hay que decir que el bien y el mal no se hicieron por Dios, sino que son en esencia lógicamente anteriores a Dios. Se puede, claro está, si se quiere, decir que hubo una deidad superior que dio órdenes al Dios que hizo este mundo, o, para seguir el criterio de algunos gnósticos —un criterio que yo he considerado muy plausible—, que, en realidad, el mundo que conocemos fue hecho por el demonio en un momento en que Dios no estaba mirando. Hay mucho que decir en cuanto a esto, y no pienso refutarlo.

El argumento del remedio de la injusticia

Luego hay otra forma muy curiosa de argumento moral que es la siguiente: se dice que la existencia de Dios es necesaria para traer la justicia al mundo. En la parte del universo que conocemos hay gran injusticia, y con frecuencia sufre el bueno, prospera el malo, y apenas se sabe qué es lo más enojoso de todo esto; pero si se va a tener justicia en el universo en general, hay que suponer una vida futura para compensar la vida de la tierra. Por lo tanto, dicen que tiene que haber un Dios, y que tiene que haber un cielo y un infierno con el fin de que a la larga haya justicia. Ese es un argumento muy curioso. Si se mira el asunto desde un punto de vista científico, se diría: «Después de todo, yo sólo conozco este mundo. No conozco el resto del universo, pero, basándome en probabilidades, puedo decir que este mundo es un buen ejemplo, y que si hay injusticia aquí, lo probable es que también haya injusticia en otra parte». Supongamos que se tiene un cajón de naranjas, y al abrirlas la capa superior resulta mala; uno no dice: «Las de abajo estarán buenas en compensación.» Se diría: «Probablemente todas son malas); y eso es realmente lo que una persona científica diría del universo. Diría así: «En este mundo hay gran cantidad de injusticia y esto es una razón para suponer que la justicia no rige el mundo; y en este caso proporciona argumentos morales contra la deidad, no en su favor.» Claro que yo sé que la clase de argumentos intelectuales de que he hablado no son realmente los que mueven a la gente. Lo que realmente hace que la gente crea en Dios no son los argumentos intelectuales. La mayoría de la gente cree en Dios porque les han enseñado a creer desde su infancia, y esa es la razón principal. Luego, creo que la razón más poderosa e inmediata después de ésta es el deseo de seguridad, la sensación de que hay un hermano mayor que cuidará de uno. Esto desempeña un papel muy profundo en provocar el deseo de la gente de creer en Dios.

5 comentarios:

  1. La ciencia es demasiado joven para comprender la entidad y la realidad de nuestro señor Dios y esta misma ciencia joven lo es tanto que no puede darle las herramientas a la debil e invalida razon humana para comprender la realidad de Dios el Mundo es perfecto en su mision esta hecho justa y perfectamente como Dios lo quiso para el beneficio y salvacion para cada uno de nosotros sus hijos. Dios te bendiga y aleje de ti las penosas barreras de tu fe y entiendas que tu razon no es absoluta ni suficiente ni la nadie.

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  2. Por muy joven que sea la ciencia o por muy debil que sea la razón humana ¿se puede saber qué tiene que ver eso con Dios?. Podremos ser capaces de explicar algunas cosas y puede que otras no ¿pero por qué la respuesta a estas últimas debe ser necesariamente Dios? ¿cual de todos los dioses? ¿es uno o son varios? ¿qué motivos tenemos para recurrir a esa respuesta y no a cualquier otra? ¿por qué es imposible que Dios no exista?. El mundo no es ni muchísimo menos perfecto, en muchos casos es hostil, desiertos inhabitables, polos congelados, huracanes, erupciones volcánicas, terremotos capaces de convertir en escombros ciudades enteras. Tampoco los seres vivos somos perfectos, somos vulnerables a ciertas infecciones ¿qué creó al virus de la viruela, el sida o la hepatitis, al plasmodium que causa la malaria o a las bacterias que producen la tuberculosis? ¿con que misión justa y perfecta fueron creados los organismos como el Ascaris lumbricoides que solo existen como parásitos del hombre?. La maquinaria de nuestras células tampoco es perfecta, comete errores en la meiosis que conducen a síndromes genéticos, errores en la replicación que producen mutaciones cancerígenas, y así hasta cientos de enfermedades distintas. Puede que nuestra mente no sea perfecta pero desde luego la hipótesis de Dios lo es aún mucho menos, tenemos los mismos motivos para creer en el dios cristiano, judio o musulmán que en los dioses hindúes o el espagueti volador, es decir, ninguno.

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  3. Yo sólo soy hijo de mi madre y de mi padre...

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  4. Señor Rusell, yo no creo en Dios porque me hayan enseñado a creer, tengo 29 años para decidir estudiar e intentar conocer la verdad. Sus argumentos me parecen realmente vagos, matemáticos, y vulgares, Sinceremente lo pienso, creo que usted es un farsante que intenta llamar la atención, independientemente de la cuestión que aquí tratamos. Creo que busca fama y darse a conocer, y le diré que, yo, como creyente, creo que Dios, en concreto, el Espíritu Santo, le pondrá, o habrá puesto en su lugar. Eso es lo que creo que debe suceder, no es un mal deseo, ni mucho menos. Es lo que creo que, por mis estudios, mi corta existencia, mi fe y mis experiencias, sucederá, si no ha sucedido ya. Usted habla del infierno, bien. Yo creo que el infierno es un lugar de almas atrapadas, en un círculo destructivo del que no salen. ¿Cómo explica usted el mal en el mundo entonces? Porque sólo hace críticas, pero no da argumentos, por eso pienso que es usted un farsante de los que viven a costa de la gloria de los demás y no se merece mi respeto. Quizá sí el de otros. A mi no me la cuela, señor. Porque le veo las intenciones. Y esto me lo chiva mi ángel de la guarda, a pesar de su especticismo, que me conduce al bien, a la pureza espiritual (camino muy difícil en el mundo y todos lo sabemos) y a la verdad. Y a usted le he pillado.

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  5. Hola Jaime, Quiero pensar que tu mensaje es una broma o que lo de dirigirte directamente al Sr. Rusell lo haces con algo de sarcasmo, pero por si acaso: Bertrand Russell es un famoso filósofo, ganador de un premio Nobel y muerto hace décadas, así que ni va a leer tu entrada ni necesita darse a conocer. El resto se comenta solo.

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