Otro de los argumentos que suelen emplearse para desacreditar a los textos cristianos apócrifos frente a los canónicos es que en los primeros aparece un Jesús vengativo, que llega a castigar con la muerte a quien lo ofende. Sin embargo, una lectura completa de los textos canónicos, aquellos en los que según la Iglesia Católica se recoge solo la verdad revelada por Dios, encontramos que la muerte como castigo no es exclusiva de los textos apócrifos. Comparemos un episodio de la infancia de Jesús descrito en el evangelio apócrifo de Pseudo-Tomás con el relato que aparece en el texto canónico de los Hechos de los Apóstoles.
EL HIJO DE ANÁS (Apócrifo de Pseudo-Tomás)
Y el hijo de Anás el escriba estaba allí con José; tomó una rama de sauce e hizo que corriesen las aguas que Jesús había recogido. Y Jesús, viendo lo sucedido, se enfadó y le dijo: ¡Oh, malvado, impío e ignorante! ¿qué daño te han hecho los charcos y las aguas? mira, ahora quedarás seco como un árbol, y no darás ni hojas, ni raíces ni frutos. E inmediatamente el niño quedo seco. Y Jesús se marchó a la casa de José. Pero los padres del niño que había sido secado lo tomaron, lamentando su juventud, y lo llevaron ante José y le reprocharon el tener un hijo que hacía semejantes cosas.
ANANÍAS Y SU MUJER (Hechos 5: 1-11)
Un hombre llamado Ananías, junto con su mujer, Safira, vendió una propiedad, y de acuerdo con ella, se guardó parte del dinero y puso el resto a disposición de los Apóstoles. Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás se apoderara de ti hasta el punto de engañar al Espíritu Santo, guardándote una parte del dinero del campo? ¿Acaso no eras dueño de quedarte con él? Y después de venderlo, ¿no podías guardarte el dinero? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? No mentiste a los hombres sino a Dios». Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Vinieron unos jóvenes, envolvieron su cuerpo y lo llevaron a enterrar. Unas tres horas más tarde, llegó su mujer, completamente ajena a lo ocurrido. Pedro le preguntó: «¿Es verdad que han vendido el campo en tal suma?». Ella respondió: «Sí, en esa suma». Pedro le dijo: «¿Por qué se han puesto de acuerdo para tentar así al Espíritu del Señor? Mira junto a la puerta las pisadas de los que acaban de enterrar a tu marido; ellos también te van a llevar a ti». En ese mismo momento, ella cayó muerta a sus pies; los jóvenes, al entrar, la encontraron muerta, la llevaron y la enterraron junto a su marido. Un gran temor se apoderó entonces de toda la Iglesia y de todos los que oyeron contar estas cosas.
El episodio descrito en el texto canónico es muy ilustrativo en cuanto a los orígenes del cristianismo ¿hay algo más parecido a lo que hoy llamamos sectas? Se insta a sus seguidores a vender sus bienes y entregar todos sus beneficios a la comunidad bajo amenaza de grandes desgracias mediadas por el Espíritu Santo, incluida la muerte.
En cuanto a los textos apócrifos, una cosa queda clara, durante los primeros siglos del cristianismo se escribieron numerosos relatos referidos a la vida de Jesús y se recopilaron numerosos dichos, parábolas y recomendaciones atribuidas a su persona, todo basado en leyendas, mitos, cuentos, rumores, etc, etc. Cuando llegó el momento en el que el cristianismo alcanzó una posición de privilegio en el Imperio Romano hubo necesidad de crear una figura de Jesús con unas características determinadas, para ello se seleccionaron los textos que podían servir a ese propósito y fueron nombrados por decreto verdad absoluta mientras que cualquier versión incómoda o extremadamente fabulosa fue descartada también por decreto. La figura de Jesús en la que hoy creen los cristianos es simplemente el resultado de ese trabajo de marketing realizado en el siglo IV.
ateo de mierda, estudia un poquito sobre teologia y entonces entenderas un poco mas sobre la fe.
ResponderEliminarMe da la impresión de que insultas no tanto por estar en desacuerdo con quien expuso los casos aquí comentados, sino por la furia de que pongan frente a las narices los casos de muertes injustificadas obradas ya por Jesús, o en su nombre por los apóstoles a través del Espíritu Santo, que era quien les daba los poderes para obrar sus milagrerías. ¿Qué esperas que defiendan los teólogos? Si hay gente que inspire desconfianza, esos son los teólogos. Si se educan y aguzan sus "uñas" intelectuales, es para tratar de mantener levantado con ardides bastante cuestionables el endeble edificio de sus creencias religiosas, y justamente se ven en la necesidad de hacerlo porque son conscientes de que el edificio amenaza ruina y en todo momento está por venirse abajo. Un teólogo no es más que un sofista especializado en religión. Basta leer algunos dichos de los más connotados teólogos, que han alcanzado el título de "padres" de la Iglesia, como San Agustín: "Hay otra forma de tentación, incluso más llena de peligro. Es el mal de la curiosidad. Esto es lo que nos lleva a probar y descubrir los secretos de la naturaleza, aquellos secretos que están más allá de nuestro entendimiento, que no nos sirven para nada y que el nombre no debería desear aprender". ¿Es a eso a lo que llama "docta ignorantia"? Este sabio teólogo fue el inventor del término "pecado original" (antes se lo llamaba "ancestral"), y en su inmensa sabiduría sostenía que se transmite por el semen. Que una mente inteligente sostenga que un recién nacido ya es un pecador o criminal o culpable de algo antes de haber hecho otra cosa que emitir su primer berrido, es monstruoso. Los teólogos del Vaticano han acabado aceptando el evolucionismo, lo que los ha obligado a afirmar que Adán y Eva no existieron, que esa es una historia literaria, o un símbolo o una metáfora. No obstante, siguen defendiendo la idea de que el pecado original existe y que Cristo vino al mundo justamente para redimirnos de él. ¿Qué lógica hay en eso? Si Adán y Eva no existieron, tampoco existe el pecado original, y Cristo no tuvo entonces razón para venir al mundo. En vista de que Agustín sostiene que el mundo no es creado EN el tiempo sino CON el tiempo, los maniqueos y epicúreos, oliéndose la contradicción de que dios podía obrar al margen del tiempo, le preguntaron qué hacía Dios, entonces, antes de crear el cielo y la tierra. Agustín contestó que estaba creando infiernos para los que hacen ese tipo de preguntas. ¡Vaya sabiduría y elegante modo de zanjar debilidades de doctrina! Te podría contar muchas historias como esta, pero estos comentarios no son el espacio apropiado para extenderse. Además, corro el enorme peligro de que los religiosos no lean los comentarios largos (los ateos se leen con entusiasmo estas historias).
EliminarMe encantó tu respuesta
EliminarYo te animo a que estudies sobre cualquier cosa, hasta sobre teología, el caso es que estudies porque me da a mi que estudiar no es lo tuyo. ¿algún comentario igual de esclarecedor sobre esta entrada en cuestión?
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